De Unai Emery a Quique Setién

Unai Emery deja el Villarreal, recién semifinalista de Champions League, actualmente séptimo en el segundo campeonato del mundo y favorito para la victoria de la Conference League, para irse al Aston Villa, equipo actualmente involucrado en la lucha para la permanencia en Premier League y que en 2019 logró el ascenso tras tres temporadas en Championship.

¿Cómo puede ocurrir? Muy fácil: hace tiempo la Premier League se está lentamente convirtiendo en la “NBA” del fútbol por generar ingresos descomunales comparados con las otras. Por esto hoy los “Villans” pueden ofrecer al ya ex-entrenador del Villarreal un contrato de cinco años a siete millones de euros por temporada, es decir más del doble de lo que cobra en el Submarino Amarillo, qué actualmente es el equipo numero 12 del ranking UEFA. Si por acaso alguien se lo está pensando: el Aston Villa no está en el ranking porque ha jugado en Europa apenas dos veces en los últimos veinte años. 

Obviamente no es solo una vicisitud de salario: los ingleses pueden garantizar a Emery un proyecto de larga duración, un presupuesto más alto, un mercado de fichajes más caro. Si en la Plana Baixa no se pudo fichar a Lo Celso por no tener los 20-25 millones qué se pedía y se tuvo que esperar una venta para empezar a gastar algo, en Birmingham se gastaron casi 70 millones en verano (y se ha vendido por poco más que la mitad). Y además de esta disponibilidad económica hay que considerar qué le hayan dado carta blanca sobre el proyecto técnico. Sin considerar que sigue muy fuerte la idea que tras la mala experiencia en el Arsenal, y una Europa League más, Emery quiera demostrar sus cualidades en el campeonato más difícil y prestigioso del mundo.

¿Por qué no lo hizo el año pasado? El mismo en sala de prensa ha sido muy ambiguo, contestando que las circunstancias son distintas, pero la respuesta parece muy clara. El año pasado el Villarreal estaba jugando en Champions League y tuvo la oportunidad más grande de su carrera. Y se cumplió. Alcanzar una semifinal en la copa más importante del mundo ha sido el punto más alto de su carrera. Posiblemente ya con la propuesta del Newcastle dudó muchísimo, la oportunidad de ir lejos en Champions le hizo permitir rechazar la propuesta, pero ya las circunstancias son distintas. La Conference League no interesa tanto, o mejor dicho, no puede atraer alguien que tiene cinco títulos de Europa League en su escaparate y cree merecer un pase hacia la Liga más rica del mundo y tal vez, desde allí, tratar de dirigir un equipo de primer nivel.

Ya habría que preguntarse por qué la Premier League se ha vuelto tan poderosa. Kike Mateu, periodista en la orbita del Valencia, ha compartido en Twitter una infográfica que muestra cómo ya en la temporada 2011/12 el reparto de los derechos televisivos de la Liga española y de la Premier League hayan tomado caminos diferentes. En Inglaterra el líder Manchester United recaudaba más o menos 58,2 millones de euros y el colista Wolverhampton 34,9 millones, es decir apenas 25 millones menos. En España Real Madrid y Barcelona se repartieron 140 millones cada uno, Atlético Madrid y Valencia 42 millones cada uno, el Villarreal quinto apenas 29 y el último apenas 12 millones. O sea ya hace diez años el último de la Premier League tenía más ingresos de derechos televisivos qué 16 de los 20 equipos de España. Lo del reparto más justo de estos ingresos es un punto muy importante, sobre todo considerando qué a partir del 2013 hasta el 2020 la Liga ha sido la mejor Liga del mundo, según los coeficientes del ranking UEFA, y que en este periodo la Premier League hasta llegó a ser por dos temporadas el tercer campeonato tras la Bundesliga alemana.

Entonces lo del reparto no lo dice todo. La Liga empezó a compartir los derechos de manera más justa y seguía siendo la más competitiva en las copas internacionales: ha ganado seis de las últimas nueve Champions League (la Premier League solo dos) y la cuenta es absolutamente idéntica en Europa League. Es decir: si sigues ganando más, las televisiones deberían pagar más, creando un círculo virtuoso y permitiendo incrementar tu presupuesto. Pero no. Aunque ganando mucho menos, la Premier League ha crecido mucho más que las otras ligas, obteniendo contratos televisivos más lucrativos. Entonces debe haber algo más. Como siempre para entender un fenómeno a 360 grados hay que considerar más factores.

Hay que volver aún más atrás. Según veo todo empezó en la segunda mitad de los 80. El 29 mayo 1985 la Juventus gana al Liverpool en la final de Copa de Europa más triste de la historia: un partido que se recordará como la tragedia de Heysel: perdieron la vida 96 personas y Míchel Platini tuvo que pedir disculpas el día después por celebrar el gol más importante que un jugador de fútbol pueda marcar en competiciones para clubes. Tras este desastre, al que se culparon a los hooligans ingleses, ya que fue considerado la cumbre de un fenómeno social bien conocido y habitual en Inglaterra, los clubes ingleses no pudieron jugar en competiciones internacionales. La UEFA lo sentenció con la sugerencia del gobierno inglés, e inicialmente se proclamó que la prohibición tuviese una duración indefinida y que para el Liverpool fuera tres años más que a los otros. Al final duró cinco años y para el Liverpool fueron seis. 

Eso significó que en este periodo los jugadores más talentosos no querían ir a jugar allí, y los más buenos que ya jugaban allí (y no eran pocos: los clubes ingleses habían ganado siete de las últimas nueve Copas de Europa) empezaron a irse al extranjero. Para entenderlo mejor: inicialmente los equipos de Inglaterra no podían ni siquiera organizar amistosos en Europa, prohibición que duró menos de un año, pero que encarna lo que estaba pasando. Sin poder gastar en el mercado internacional y teniendo que vender los mejores jugadores hubo un desbalance de dinero que fue invertido en remodelar los estadios, las instalaciones de entrenamiento y de las canteras. También porque la FIFA decidió prohibir la venta de entradas para partidos internacionales en sectores de estadio sin asientos. Y en Inglaterra prácticamente todos los estadios tenían eran parcialmente “stand-up”.

La revolución empezó por allí y tuvo su segundo empuje tras la tragedia de Hillsborough cuatro años más tarde, en 1989, cuando murieron 14 espectadores. El gobierno británico encargó al fiscal Peter Taylor investigar sobre lo ocurrido y de redactar una acta de recomendaciones para que estas tragedias no pasasen nunca más. Su informe formalizó las necesidades de remodelar los estadios, algo que muchos ya estaban haciendo por su propia cuenta, ya se convirtió en obligación: como quitar los sectores de pie y priorizar la venta de abonos, hasta que el estado empezó a prestar dinero a todos los que lo necesitaban para cumplir con las normas. Entonces todo el fútbol profesional inglés invirtió en la remodelación de los estadios y de su instalaciones, hasta la quinta categoría, y mientras lo hacían pudieron incrementar el precio de abonos y entradas, alejando a los aficionados peligrosos y atrayendo los que estaban dispuestos a pagar mucho más para presenciar un partido en un estadio casi nuevo.

De las tragedias estaba naciendo un sistema que hace tiempo es el mejor del mundo. Lo que ellos hicieron, por necesidad, entre la segunda parte de los 80 y la primera de los 90, el sistema alemán lo empezó a hacer tras la decepcionante Eurocopa 2000 y la organización del Mundial 2006. No puede ser que hoy y desde hace una década la Bundesliga logra vender los derechos televisivos de su campeonato, deportivamente inferior al español, a precios más altos. Hoy el sistema futbolístico español es cotidianamente criticado y, por traer otro ejemplo, la Serie A italiana es el cuarto campeonato de Europa tras haber dominado entre el final de los 80 y todos los 90 (y no haber actuado ningún tipo de reforma estructural). Y si alguien quiere profundizar la cuestión podríamos hablar de la “Football 3 p.m. black-out law”, de la belleza de los Sundays Leagues, de los servicios que ofrecen estadios de la quinta división inglesa comparados con la Segunda División española, del sistema de ayudas económicas que ofrecen los gobiernos para remodelar un estadio, del dinero de CVC, pero ya no queda tiempo. 

Solo quería abrir una ventana para entender mejor la  cadena de eventos que han llevado Unai Emery lejos del Submarino Amarillo en el medio de una temporada, así como pasó en la temporada 1975/76 cuando el Nàstic de Tarragona convenció al entrenador amarillo López Sanjuan a cambiar de banquillo tras 23 jornadas. Lamentablemente en esa ocasión la historia acabó muy mal. Lo sustituyó Roberto Álvarez que acabó 13° y por la reforma de las categorías (el año siguiente nació la Segunda B) tuvo que enfrentar en un play off por la permanencia al Guadalajara para permanecer en la Tercera División y al final descendió a Regional Preferente. Ojala esta vez la elección sea más afortunada.

La primera opción ha sido Pochettino, que por segunda vez en su carrera ha vuelto a rechazar el Villarreal. Ya lo había hecho como jugador en el verano 2003. Lo cuenta él mismo en su autobiografía “Brave New World: Inside Pochettino’s Spurs”: su contrato con el PSG se había terminado, recibió la oferta del Villarreal y del Bordeaux, y su amor por el vino lo hizo quedarse en Francia. Es bastante obvio que su camino no iba a cruzarse con el del Submarino Amarillo. No está claro si Marcelino ha rechazado al Villarreal por tener alguna opción con la Selección o si considera esta ocasión como la última para dar el salto a un equipo Champions League. Al final se ha contratado a Quique Setién, una elección decepcionante para la afición. Y no es que la afición tenga algo contra de él, pero tras años de altibajos en los cuales la directiva ha buscado siempre un entrenador «que vea el Villarreal como un objetivo, y no como una etapa para alcanzar algo más», la ficha de Emery ha demostrado que solo la calidad lleva al éxito, no las apuestas y ni siquiera la fuerza de voluntad, sino la calidad. Se ha vuelto atrás.

Una elección de este tipo se comprende considerando que tu primera y segunda opción te han rechazado, qué por supuesto no puedes anhelar a los Zidane y qué tampoco la normativa te permite tantear a Lopetegui. Lo mejor qué te queda es la apuesta por Quique Setién, que te exige solo una cosa: un contrato hasta el 2024, y lo que tu puedes hacer es aceptar o perder días a buscando un técnico de nivel aún más bajo. Al final la idea de fútbol de Setién parece compatible con la plantilla qué tienes, él tiene hambre de volver a entrenar tras la mala experiencia de Barcelona y esta vez puede demostrarlo. Qué todo está yendo mal en la temporada del centenario, que si: lesiones, un arranque de Liga oscilante, la despedida de José Manuel Llaneza, pero es el momento de aguantar. 

La llegada de Quique Setién recuerda mucho las de Valverde y Escribá tras Pellegrini y Marcelino. Al final Valverde, en el mundo de fútbol, ha demostrado ser un muy buen entrenador, seguramente al nivel de ese Villarreal aunque en esa época no tuvo tiempo ni la justa experiencia para manejar un cambio tan difícil de enfrentar. Igual el pobre Escribá no lo hizo tan mal como nos recordamos: fue eliminado de la Champions contra un Mónaco que llegó a una semifinal de Champions y en Liga hizo 67 puntos, la segunda puntuación de la historia de este club en Primera División tras los 77 de la temporada 2007/08. La temporada siguiente empezó muy mal por otras razones y su carrera comenzó a bajar. Pero cada temporada es distinta, cada plantilla es distinta, cada entrenador es distinto y nunca se sabe que puede pasar. Jóvenes “desconocidos” como Garrido y Calleja lo han hecho mejor que técnicos expertos como Caparrós y Lotina. 

Para cerrar sobre Emery: acuérdense que el Villarreal tuvo un pre-acuerdo con él durante el parón de la pandemia del 2020. El Villarreal era octavo a 7 puntos del sexto lugar, el último para ir a Europa si la Copa del Rey no liberaba el séptimo. Es decir que un tío que había ganado cuatro veces la Europa League aceptó amarrarse a un club que nunca había ganado nada, siendo consciente que habían fuertes posibilidades que no pudiese jugar ni siquiera en Europa, mientras ya lo había buscado el Benfica. No es algo que hagan todos. El apostó por nosotros pero en cambio teníamos que dejarlo ir apenas las circunstancias lo habrían traído lejos, y ahora ha ocurrido. Es el fútbol, es la vida. 

Ahora hay que esperar que Quique Setién logre hacer rendir esta plantilla como nunca pueda esperar. En su última mala experiencia al Barcelona ha mantenido un promedio de 2,08 puntos/partido, una media qué sería de locos con este equipo. También hay que buscar los lados positivos. Emery tras los años en Valencia nunca ha rendido muy bien en Liga, sus mayores éxitos han sido en Europa y Quique Setién puede invertir esta tendencia, sobre todo considerando que la Conference League no necesita un esfuerzo magistral como las otras dos copas europeas. Los últimos dos partidos no valen casi nada, se vuelve a jugar en marzo y ya estarás en octavos a la espera de entender si de la Europa League pueda llegar alguien más difícil que el West Ham, la Fiorentina o el Niza. Y con el parón para el Mundial, la mini-pretemporada y dos meses para trabajar con el nuevo entrenador el Villarreal puede volver a luchar por la quinta plaza y las dos copas, tratando de ganar por lo menos una de las dos.

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