Espanyol 1-Villarreal 5, la machada de Sarrià

Corría el 30 de Diciembre de 1992, nos acabábamos de comer los turrones y el año del segundo y definitivo ascenso a Segunda A tocaba a su fin, pero antes había que pasar el “trámite” de la carretera de Sarrià, tras cosechar un 1-2 desfavorable -y presumiblemente insuperable- en El Madrigal.

A pesar de lo histórico del momento, aquel era un Villarreal muy de ir por casa, tanto que los jugadores iban cada uno a entrenar con una ropa distinta o aparecían en las concentraciones con ropa de calle. Recuerdo que en las camisetas se cosió un cierre autoadherente de velcro para pegar los logotipos de los patrocinadores, muy rudimentario todo. Era el submarino, en aquella categoría ya profesional, como de otra galaxia, cierto, pero los 3.500 socios que habíamos entonces lo vivíamos con la misma pasión e intensidad que hoy… que desde la perspectiva de ahora podrán parecer pocos 3.500 -yo no lo creo-, pero el grande de la provincia, por aquel momento el CD Castellón, venía de Primera y contaba por entonces con 4.000, solo unos 500 más. Y Vila-real en 1992 tenía 38.000 habitantes…

El equipo no había podido entrenar en la previa del partido copero por las lluvias, El Madrigal era casi el único escenario posible para hacerlo, aunque los de Osman Bendezu también ejercitaban en otros lugares, el Polideportivo “Campeón Llorens” era uno de ellos y años después incluso llegó a ir de prestado por algunos campos de la provincia, pero por aquel entonces los entrenes eran en El Madrigal, la Ermita, el polideportivo, el patio de Carmelitas…

Presidido por Manuel Almela y dirigido por Pascual Font de Mora encaraba su retorno a la categoría de plata, con mucha ilusión y con ciertas dificultades. Y así estaba el equipo aquel 30 de Diciembre, situado en la zona roja de la tabla, en el puesto número 16, sabiéndose prácticamente eliminado de aquella eliminatoria copera, en la que tenía que remontar un 1-2 a un equipo de Primera como el Espanyol, que por entonces iba clasificado cerca de la zona UEFA y al final de temporada acabó en descenso…

El Villarreal, necesitaba ganar de uno para forzar la prórroga (entonces no se aplicaba el valor doble de los goles fuera para el desempate), lo curioso del tema es que el submarino en aquella temporada y hasta ese momento en sus 8 partidos disputados como visitante, no había ganado a nadie, es más, solo había marcado un solo gol, UNO, el del honor en la goleada encajada en el miniestadi ante el Barça “B” (8-1 gol de Alcañiz). La verdad es que no había absolutamente ningún motivo para pensar en la “proeza”. Además jugadores importantes como Maestre, Planelles o Estanis -este último por ir convocado con la sub-21- iban a causar baja para el partido.

Pero el milagro sucedió, primero llegó el gol de Guijarro rematando una falta centrada por Algar, luego Mateu remató otra centrada por Reyes, después el propio Reyes la metió a gol de golpe franco directo y allí entre cantada y cantada de la defensa del Espanyol, estaba Pepe Chiva narrando el partido para todos los que estábamos escuchando la recién creada Radio Vila-real “no, no es el día de los inocentes” nos decía, mientras narraba el cuarto de Algar tras una cantada descomunal de Mino. Llegaba el tiempo de descanso y ese Villarreal de ir por casa ganaba 0-4 al Espanyol. No nos los creíamos y creanme, fue una gran noche para la familia grogueta.

El Espanyol intentó remontar en el segundo acto pero no pudo, recortó distancias pero después apareció Adriano, siempre Adriano García, para poner la manita casi al final. Y así se cerró una noche histórica. Si, histórica, que será siempre recordada por los que la vivimos y la disfrutamos con gran ilusión.

 

VIDEO DEL ESPANYOL 1-VILLARREAL 5

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