¡Un mes! Sí, un mes ya. Dicen que si depositas toda tu ilusión y tu corazón los sueños se cumplen. Cierro los ojos y mi mente se traslada a Gdansk. Calles abarrotadas de groguets cantando, celebrando una fiesta, viviendo un sueño. Nos enfrentábamos a un grande de nuestro fútbol como es el Manchester United. Pero daba igual quien fuera nuestro rival porque nuestra ilusión podía con todo. Nuestra alma estaba incrustada en la garganta y gritábamos con todas nuestras fuerzas para alentar a los nuestros y transmitirles toda la felicidad que ellos nos habían dado tras eliminar al Arsenal en semifinales.
Cuando eliminamos a los gunners en mi cabeza solo cabía un rival, el Manchester. Quería enfrentarme al más fuerte y ganarles. Tenía el convencimiento de que íbamos a ganar fuera quien fuera el contrincante. Mucha gente me llamó loco y me decían que iba a volver de Polonia llorando. Yo por dentro me reía y solo deseaba que llegara el día para demostrar en el campo de que pasta estábamos hechos. No hay nada más gratificante que conquistar lo que la gente piensa que es imposible que logres.
Me gustan los retos difíciles y yo tenía confianza plena en mis jugadores, cuerpo técnico y todas las personas que trabajan día a día en este equipo. Con ellos voy al fin del mundo. Era nuestro momento, era la hora de hacer historia. Por todas las personas que durante tantos años se habían dejado el alma por llevar al Villarreal a lo más alto y por los que este año habían logrado llegar a nuestra primera final.
Todos éramos uno solo en el estadio. Y nos comimos al Manchester en la grada y al equipo en el césped. Una batalla épica que recordaremos toda la vida que se consumó con la parada de Rulli a De Gea en la tanda de penaltis. Aficionados y equipo gracias por hacerme vivir el día más bonito de mi vida.
Juntos somos invencibles 
26/05/2021 una fecha que siempre llevaré grabada en mi corazón 
